El aceite esencial de limón se obtiene por expresión en frío de la cáscara de limones frescos. Su aroma es fuerte, fresco y cítrico, conocido por estimular la mente y mejorar la concentración. Por eso, es ideal para usar en ambientadores de oficinas, hogares y espacios de estudio. También se ha utilizado para aliviar dolores articulares como reumatismo, artritis y gota, y para tratar afecciones cutáneas como acné, forúnculos y abscesos, gracias a su acción purificante.

Cuando se difunde en el ambiente, este aceite ayuda a aliviar resfriados, gripe, laringitis y dolores de cabeza, además de levantar el ánimo y reducir el letargo, el estrés y la fatiga. Su efecto revitalizante lo hace ideal para quienes buscan energía y claridad mental. En baños o masajes, ayuda con problemas digestivos, infecciones, retención de líquidos y hasta con las resacas, aportando una sensación de frescura general al cuerpo y la mente.

Originario de la India y China, el limón fue introducido en Europa en la Edad Media y más tarde en América por Cristóbal Colón. Antiguamente se usaba principalmente como remedio natural y planta ornamental, debido a su alto contenido en vitaminas A, B y C. Los marineros lo consumían para prevenir el escorbuto y otras deficiencias. Hoy, su aceite esencial sigue siendo un símbolo de limpieza, vitalidad y bienestar.